La respuesta es realmente sencilla, no hay que dar muchas vueltas por Internet ni consultar tiendas de numismática y libros especializados. El precio de una moneda de un céntimo de Alemania de 2002, es en el 99,99% de las vaces, de exactamente 1 céntimo.

Este año hemos tenido la suerte o desgracia de asistir en directo a la propagación en los medios de comunicación españoles de uno de los mitos numismáticos más insólitos que he presenciado: la moneda de 1 céntimo de Alemania de 2002 con la hoja de roble y su presunto valor de 50.000 euros.

¿Es cierto que tiene ese valor? La respuesta es no. Entonces, exploremos cuál es su valor real y cómo se generó esta situación tan absurda.

Valor de la moneda de 1 Céntimo de Alemania de 2002

Hemos observado en ocasiones anteriores, como con la moneda de 2 euros de Grecia de 2002 que muestra a la mujer y el toro, o los 2 euros de Italia del mismo año, que generalmente una moneda vale exactamente lo que indica. Si es una moneda de 2 euros, su valor es de 2 euros. De manera similar, si es de 1 céntimo, su valor es un céntimo.

Así que, si te topaste con ella al recibir cambio, el valor de una moneda de 1 céntimo de Alemania de 2002 será, sin más, 1 céntimo.

Esta valoración se sustenta en dos razones principales:

  • Los coleccionistas de euros, por lo general, buscan monedas en perfecto estado de conservación, conocidas como «sin circular». Si una moneda de euro ha circulado y presenta signos de uso, salvo algunas excepciones muy puntuales, pierde su valor numismático.
  • Durante 2002, Alemania acuñó 4.000 millones de estas monedas de 1 céntimo. Esto la convierte en una moneda extraordinariamente común, probablemente la más común entre todas las denominaciones de euros.

Sin embargo, si dicha moneda se encuentra en estado «sin circular», es decir, con un brillo intacto, sin señales de desgaste o suciedad, y no ha sido limpiada artificialmente, podría alcanzar la friolera de 20 a 30 céntimos de euro.

Moneda de 1 Céntimo de Alemania de 2002 con defecto de fabricación

En efecto, existen algunas escasísimas monedas de 1 céntimo de Alemania de 2002 que presentan un defecto: están compuestas por un material diferente al oficial. Este material les otorga un tono amarillento semejante al de las monedas de 10, 20 y 50 céntimos de euro. Si la moneda no muestra ese color distintivo, entonces no estamos ante el defecto en cuestión.

Si observas detenidamente, a la izquierda de la base del tallo de la hoja de roble, cerca del año, hay una letra distintiva. Esta puede ser una entre las siguientes: A, D, F, G y J. Estas letras denotan la ciudad alemana donde se acuñó la moneda. Hasta la fecha, todas las monedas defectuosas de este tipo que se han identificado poseen la marca «D», que corresponde a la Casa de la Moneda de Múnich.

¿Cuál es el valor de una moneda de 1 céntimo de Alemania de 2002 con este defecto? Si se encuentra en un estado de conservación medio a alto, oscila entre 50 y 55 euros. Y creeme que ya es mucho.

En el ámbito de la numismática, el valor de una moneda se establece en función de lo que alguien esté dispuesto a pagar por ella. Las únicas ventas registradas en subasta que hemos localizado para esta moneda se sitúan en 45 y 60 euros. Ambas monedas estaban en condiciones de conservación similares (excelentes, sin circular prácticamente), así que, para obtener un valor promedio, se toma una cifra intermedia.

Sin embargo, es vital recordar que, al igual que en la compra-venta de un coche de segunda mano, la moneda siempre valdrá menos al venderla de lo que usted pagó al comprarla, por lo que su valor final será aún menor.

La pregunta del millón, ¿Por qué dicen losmedios, serios y mediocres, que la moneda de un céntimo de Alemania de 2002 vale 50.000 euros?

Determinar el valor real de una moneda, o de cualquier artículo coleccionable, no siempre se basa en el precio más alto que alguien ha pagado por ella. Es crucial distinguir entre el precio solicitado y el precio real de venta. Permíteme ilustrarlo con un ejemplo:

Supón que posees un sobre de cromos de Panini de la Liga Santander 2021-22 y decides poner a la venta ese sobre en eBay por 5.000 euros. Evidentemente, ese sobre no vale esa suma; es simplemente el precio que, de forma astuta, has decidido asignarle, esperando que algún comprador desprevenido muerda el anzuelo.

Imaginemos ahora que un comprador, después de negociar contigo durante días, decide adquirir el sobre por 200 euros. A pesar de esta transacción, el sobre de cromos ni vale los 5.000 euros iniciales que solicitaste, ni los 200 euros que te pagaron. Su valor real es, por ejemplo, un euro.

Esto es lo que parece haber ocurrido con la moneda de 1 céntimo de Alemania de 2002. Un periodista, ya sea astuto o simplemente idiota, pudo haber encontrado un anuncio en Wallapop donde alguien solicitaba 50.000 euros por dicha moneda. En un arranque de entusiasmo o ingenuidad, corrió a informar a su editor sobre su «hallazgo», proponiendo redactar un artículo sobre esta moneda «valiosa».

El editor, sin hacer la debida verificación, permitió la publicación, y, como era de esperar en la era digital, el artículo se volvió viral. En un país donde muchos sueñan con fortunas inesperadas, la noticia se difundió como un reguero de pólvora. De repente, muchos españoles creyeron poseer un tesoro oculto en sus hogares. Los profesionales de la numismática, por su parte, se vieron inundados de llamadas y correos de personas convencidas de tener una moneda valorada en 50.000 euros, cuestionando la competencia de aquellos que no estaban dispuestos a pagar esa cifra.

El episodio sirve como recordatorio de la importancia de investigar y verificar la información antes de tomar decisiones basadas en expectativas infladas.

Lo realmente lamentable de este asunto es que la noticia correo como la pólvora, y los principales medios de comunicación de este país, incluido los telediarios de más audiencia, dan la noticia sin preocuparse lo más mínimo en verificar la autenticidad del hecho.

Este vídeo es un ejemplo de la cara de gilipollas que se le puede llegar a quedar a una presentadora de renombre, cuando en directo, descubre que están haciendo el imbécil desde hace días con la noticias de la monedita de los cojones…

La rapidez con la que las noticias (y, lamentablemente, las noticias falsas o exageradas) se propagan en la era digital es asombrosa. Una vez que un bulo, como el del sobre cromos valorado en 50.000 euros, se disemina, revertir el daño o corregir la percepción del público se convierte en una tarea titánica.

Es curioso cómo la proliferación de información disponible en la era digital no siempre conduce a una mayor claridad. A menudo, solo lleva a una saturación de datos, donde la verdad puede quedar sepultada bajo montañas de desinformación.

Lo irónico es que, en muchos casos, las personas tienen una percepción distorsionada del valor de ciertos objetos, en parte debido a la representación mediática. Los medios a menudo perpetúan la idea de que cualquier objeto antiguo o inusual es automáticamente un tesoro invaluable.

El caso de la moneda de 1 céntimo de Alemania de 2002 es emblemático. Va más allá de la simple ignorancia; es un fallo colectivo de sentido común. Es alarmante que medios de comunicación, que deberían ser fuentes confiables de información, difundan tales historias sin la debida verificación.

Sin embargo, situaciones como estas también subrayan la importancia de la educación y la verificación de fuentes. En un mundo donde la información es fácilmente accesible, la responsabilidad recae tanto en los creadores de contenido como en los consumidores de dicho contenido.

Y, como dices, este tipo de situaciones reflejan una tendencia más amplia en la sociedad. Si no somos críticos y discernimos la información que consumimos, estamos condenados a ser engañados una y otra vez.

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